
Purificación Gómez Sánchez, nacida en Zarza Capilla en octubre de 1928, vive actualmente en la residencia para personas mayores del viejo núcleo de población. Cuando le preguntaron inicialmente si estaría dispuesta a realizar una entrevista que versase sobre la historia de su localidad en el transcurso de la Guerra Civil, así como sobre las consecuencias que ésta tuvo para Zarza Capilla, su respuesta fue negativa. No obstante, llegado el día y viendo lo predispuestos a participar que se mostraron sus compañeros, se armó de valor y se atrevió a hablar. Ser entrevistada en vídeo fue algo nuevo para ella, pero su nerviosismo ante la cámara no fue suficiente para acallar su voz.
Habla de la guerra con resignación, con repetidas subidas de hombros entre ligeros temblores, producidos en su mayor parte por la inseguridad y el dolor que emergen a la superficie al recordar aquella etapa de sus vidas. Purificación es la mayor del grupo que la rodea y, pese a esto, evoca sus experiencias pasadas de una forma tan vívida que una pensaría que sucedieron ayer.
Relata que durante la evacuación del pueblo, en previsión de los bombardeos que se iban a efectuar sobre el municipio, se marchó a Quintana con su madre y con sus hermanos. Su padre, tras la recuperación de la localidad por parte de los republicanos, quedó en territorio nacional, en el otro lado de la línea que constituía el frente. Por su parte, en Quintana, su madre se dedicaba a lavarle las ropas a los militares en un garaje, según describe: “muy grande, con mucha leña de esta de eucalipto”. Ellos, a cambio de de esta labor, le daban trozos de pan para que los domingos, día de la semana en que no tenían comedor social, pudieran comprar zanahorias y hacer unas migas.
"Y una señora que había allí cerca, que ella quería que yo me fuera al cargo de su niña, por darle compañía. Y le dije que no, que yo no abandonaba a mi madre aunque comiera zanahorias, aunque comiera lo que me diera".
Tras acabar la guerra, regresaron a su Zarza Capilla natal, y comprobaron que su casa estaba totalmente derruida. Purificación recuerda que sus hermanos tenían que subir a la sierra y cargar, con carros de llantas, peñascos de gran tamaño para poder empezar a reconstruir los edificios de nuevo. Así que, durante ese tiempo, tuvieron que instalarse en el pueblo de abajo, mientras que éste se construía a la par. Eso sí, una vez arreglada la casa, volvieron a instalarse en Zarza Capilla la vieja.
Esto no significa que sea defensora de la rivalidad que ha existido durante tantos años entre los dos núcleos de población pues, tal y como cuenta, ha tenido familia que decidió quedarse en el nuevo núcleo y con la que, una vez se fueron relajando las tensiones que fomentó el conflicto armado, mantuvo una muy buena relación.
"Tengo allí hermanos… Los sigo teniendo. Bueno, uno ya se me ha muerto.