
Monumento simbólico de la unión entre ambos núcleos

Ayuntamiento de Zarza Capilla

La cabezuela: "el cerro de la muerte"

Monumento simbólico de la unión entre ambos núcleos
La Democracia y el siglo XXI en Zarza Capilla
C
on la llegada de la democracia, Zarza Capilla empezó a escribir un
nuevo capítulo de su historia. Éste, marcado en los inicios por sus desavenencias tradicionales, condujo a que, durante las tres primeras legislaturas, las candidaturas a la alcaldía no se efectuaran
por divisiones entre partidos políticos, sino que hubo una propuesta por parte del pueblo de arriba y otra por el núcleo de abajo. Esto provocó la existencia de un conglomerado de ideologías políticas en cada una de ellas, pues no era raro que simpatizantes del Partido Comunista estuvieran en las mismas listas que miembros de la Falange. No fue hasta el año 91 que la situación se normalizó y empezó a haber candidaturas de los distintos partidos políticos.
Al haber aproximadamente dos tercios de población en Zarza Capilla la vieja y uno en el nuevo núcleo, empezaron a ganar las elecciones los representantes del asentamiento antiguo, con todo lo que ello conllevaba. Esto, lejos de limar asperezas, las avivó. En opinión de Pablo Muñoz, lugareño del pueblo de abajo:
“Ahora, lo que antes fue una masacre del pueblo de arriba, se convierte en una revancha. Ahora todo lo que se hace, se hace para arriba. Algunas cosas eran imprescindibles, como la luz, el agua… Y otras no lo eran ya tanto”.
No obstante, los vecinos del pueblo de arriba, incluido el actual alcalde, Rubén Muñoz Barba, describen que el problema históricamente estuvo en el Ayuntamiento. Una vez que llegó la democracia, la corporación municipal decidió, por mayoría, trasladar el organismo a su primitivo local en Zarza Capilla de arriba. Lo cual, por supuesto, no fue una decisión que agradara a todo el conjunto de la población. De hecho, el día que se llevó a cabo la operación, la Guardia Civil estaba avisada en previsión de algún disturbio que pudiera suceder. Rubén Muñoz habla así sobre las consecuencias de este acontecimiento:

Esto, para los habitantes del nuevo núcleo, no significó únicamente la pérdida del principal órgano de gobierno local; también empezaron a notar cómo los servicios se establecían principalmente allí. Algo que es cierto, pues la farmacia se instaló inicialmente en el pueblo de arriba, donde el médico tenía su consulta, aunque al poco tiempo comenzó a desdoblarse y a citarse con los pacientes unos días en Zarza Capilla la vieja y, otros, en la nueva. Con todo, Valentín Sánchez Calvo, maestro jubilado de la localidad histórica, explica que:
“Entonces viene la farmacia. Se dota de una farmacia a Zarza Capilla, se adjudica una. Bueno, pues la persona que es libre de ponerla donde quiera porque esto es un mismo pueblo, dice: “¿dónde hay más población, arriba? Pues yo compro una casa arriba y me instalo allí”. La farmacia es libre porque son una empresa y..."
Aún así, con los años las divisiones entre ambos términos de población se fueron reduciendo poco a poco. Hoy en día, pese a que los lugareños continúan hablando del núcleo de arriba y del de abajo, ya no existe esa conciencia generalizada de que son dos pueblos diferentes; oficial y popularmente se considera ya una sola Zarza Capilla. Se trata de un municipio con sus peculiaridades, alimentadas durante muchos años por todas las circunstancias descritas, pero en el cual los problemas que preocupan a sus gentes ahora son muy distintos de los del pasado.
El reflujo de otras épocas aún existe, pero el actual alcalde describe la situación actual como muy dulce. Nacido en el año 1982, es consciente de que:
“Yo me educo en un tiempo de bonanza. Entonces nosotros sí que es verdad que quizá una de las cosas que nos diferencia con otras generaciones es que todos tenemos vehículo propio. Para nosotros no existió distancia, nosotros sí que es verdad que nos hemos criado todos juntitos”.
A su vez, reconoce que una de las principales luchas que tuvieron como corporación fue la de intentar que la Administración reconociese a Zarza Capilla como un solo pueblo con dos núcleos de población. Esto fue esencial de cara a las subvenciones que recibían, dado que el objetivo era terminar con las rencillas que se producían cada vez que había que decidir si se invertía en un lado o en el otro. Actualmente, la Diputación Provincial les otorga dos subvenciones diferentes, lo cual facilita que se pueda trabajar en paridad en ambos sectores.
A día de hoy se trata mayormente de una cuestión de memoria, de diferencias entre quienes quieren dejar el pasado atrás y considerarse un solo municipio unido, y quienes aún tienen heridas abiertas que no permiten superar las hostilidades.
Ahí queda, por ejemplo, la anécdota sobre la restauración del tejado de la iglesia. Ésta se produjo en el momento en que las escuelas del pueblo nuevo se estaban derruyendo, pues era un edificio que ya no tenía mayor utilidad. Por tanto, se propuso utilizar las tejas del grupo escolar para la consiguiente reparación. Así, lo curioso vino cuando, pese a estar autorizado el traslado, los vecinos del nuevo núcleo se negaron a ello y no pudo efectuarse. Preferían que se enterrasen antes que utilizarlas para reparar la iglesia de arriba. De este modo, finalmente tuvieron que ir preguntando a los vecinos, casa por casa, si tenían tejas viejas que pudieran emplearse para la restauración.
Pese a ello, Valentín Sánchez Calvo destaca un hecho concreto:
“Sí hay un hecho que ha ocurrido siempre; es decir, cuando alguien se muere. Si alguien se muere y hay un vínculo, tú no te preocupes que la gente baja a aquella iglesia y los de allí vienen a esta iglesia. Ahí no hay problema alguno. O boda. Es decir, ahí no hay problema ninguno”.
En la actualidad, desde la corporación municipal destacan que lo que se intenta es que en todos los días en que hay algún acto especial, como en el día contra la violencia de género o el día de la mujer trabajadora, se lleve a cabo alguna actuación, algún teatro, o se organice alguna ruta en la que todas y todos puedan pasar un tiempo juntos.