
Los previsores del porvenir: antes de la Guerra Civil

Curso del año 1934

Zarza Capilla tras los bombardeos

Los previsores del porvenir: antes de la Guerra Civil
Verano de 1938: el cierre de "La Bolsa de la Serena"
L
a operación militar que se llevó a cabo durante el verano de 1938, que
es conocida mayoritariamente como cierre de la bolsa de La Serena, fue diseñada dentro del Cuartel General franquista, en una época en la que el balance del transcurso de la guerra se presentaba favorable para
los golpistas. Dicha zona, como prácticamente todo el frente extremeño, no se había tocado desde septiembre del año 1936. Tan solo Rena y Villar de Rena habían sufrido escarceos bélicos, aunque estos no podían llegar a considerarse ni operaciones militares.
Además, esta ofensiva sublevada, que estaba destinada a romper las líneas del inactivo frente extremeño, encontraba otro móvil para llevar a cabo dicho ataque. Los franquistas recibieron, de sus servicios de información, la sospecha de que los republicanos pretendían poner en marcha el conocido como “Plan P”. Esta maniobra se planteó por primera vez con el gobierno de Largo Caballero y, posteriormente, volvió a proponerse su utilización con el de Negrín. Sin embargo, nuevamente, se pospuso por considerarse que era demasiado tarde para efectuar esa estrategia. El historiador y profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura, Julian Chaves Palacios, detalla en qué consistía el objetivo republicano.
"Se entendió que podía ejecutarse un plan que abriera una cuña en la zona de la Serena, que por ahí pudieran avanzar las tropas republicanas y prácticamente llegar a Portugal, dividiendo la zona en frente sur y frente norte".
No obstante, el bando insurgente decidió que, en pos de distraer el foco de atención republicano sobre la zona del Ebro, se trataba de un buen momento para llevar a cabo una ofensiva en el frente extremeño y, así, mejorar sus posiciones en esta región. Para ello elaboraron un plan que se basaba en hacer una pinza a la “bolsa” que constituía la zona gubernamental. Por el norte, con el Ejército Centro, fueron conquistando localidades las tropas del general Saliquet; mientras, por el sur, Queipo de Llano mejoraba sus emplazamientos, aunque a un ritmo más lento.
"Fueron directamente a los puntos fundamentales, entre ellos Castuera, que había sido la capital de la zona republicana desde inicios de la contienda armada; después quedó Cabeza del Buey, donde se trasladó la capitalidad, que también fue ocupado, en este caso ya en agosto; y posteriormente la capitalidad se trasladó a Siruela..." (01:06)
Así lo desarrolla Julián Chaves, quien explica y reitera que la resistencia que presentaron los republicanos ante aquellos ataques fue muy escasa, como lo demuestra el hecho de que los sublevados conquistaran unos 3.500 kilómetros cuadrados en tan solo 5 días. Pese a ello, defiende que se sabía que uno de los principales problemas del ejército republicano era la falta de oficiales y de profesionales. De hecho, el Ejército Popular no se conformó hasta la primavera del año 1937 y mayoritariamente estaba formado por milicianos, que habían aprendido a luchar a raíz de lo vivido en la propia guerra. Por tanto, concluye el historiador, aunque evidentemente hubo una relación entre las fáciles conquistas del cierre de la bolsa de La Serena y la fragilidad del ejército republicano, es preciso matizar que las tropas gubernamentales extremeñas habían tenido que reducir efectivos para hacer frente a la que iba a ser la gran contienda de la guerra: la batalla del Ebro.
Tras el cierre de la Bolsa de la Serena el día 24 de julio de 1938, con la ocupación del pueblo de Campanario por parte de las tropas franquistas, hubo un período de inactividad, durante el cual estas últimas se dedicaron a consolidar los territorios que habían conseguido mediante las operaciones llevadas a cabo en Extremadura a lo largo de ese mes. Controlaron las localidades que habían pasado a estar bajo su mando y llevaron a cabo labores de “limpieza” sobre la población desafecta.